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El cuento: origen y desarrollo (138) por Roberto Brey

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Cultura y sociedad del Japón

 
(continuación)
 
También en el período Heian aparece el llamado Nihonkoku gempō zenaku reiiki (resumido a Nihon Reiiki o Nihon Ryōiki, Relación de hechos extraños y milagrosos de Japón) fue recopilado en el año 822 (por el monje bonzo Kyōkai del templo Yakushiji). Fue el primer libro, entre un sinnúmero de publicaciones anónimas de similares características, que es firmado por su autor. Se compone de cien cuentos populares que desarrollan distintos temas y que siempre acaban con una moraleja. En el prólogo el autor advierte sobre el objetivo de la obra:
Sin demostrar los estados del bien y del mal, ¿cómo se podrían corregir las equivocaciones y determinar lo correcto y lo incorrecto? Sin mostrar los resultados de la causa y el efecto, ¿cuál sería el motivo para deshacerse de la maldad y cumplir con el camino de la bondad?
Para algunos, se trata de  la más antigua colección japonesa del “budismo setsuwa” (una especie de miscelánea de anécdotas). Cada volumen comienza con un prólogo, y el volumen final contiene un epílogo. Hay un total de 116 cuentos que se ocupan de todos los elementos budistas, pero todos los trabajos están incompletos y debieron ser reconstruidos para una lectura actual.
El Nihon Ryōiki permitiría luego desarrollar en Japón una especie de “literatura de leyendas”, en la que el autor expresa la naturaleza de la humanidad, y se continúa con los Nihon kanryōroku (Anécdotas japonesas de sucesos maravillosos), en el mismo siglo. En los siguientes siglos continúa desarrollándose esa literatura que se basa en cierta concepción mágica y misteriosa de la realidad.
A partir de allí, la popularidad del Nihon Ryōiki irá en aumento, tomando diversas formas, hasta llegar a nuestros días.
La magnitud y la importancia de la tradición cuentística oral, se revela también en que a partir del desarrollo de la escritura no cesa el trabajo de recopilación. Se considera que fue por el denominado período Heian cuando se reunieron las más de mil historias de China, la India y Japón, en Konjaku Monogatarishū (Antología de Cuentos del Pasado).

Hoy se conocen 28 volúmenes de un total de 31 que habrían completado la colección. Diez de ellos están dedicados a relatos de la India y de China y el resto de Japón. La temática tiene que ver con el budismo, tanto en su desarrollo, transmisión y enseñanza como en la idea de la retribución kármica, el concepto de la ligazón entre las acciones pasadas, presentes y futuras y las consecuencias de ellas. También hay cuentos de carácter folclórico, que describen los encuentros entre humanos y personajes y hechos sobrenaturales. Los personajes típicos representan miembros de la nobleza, guerreros, monjes, escolares, doctores, granjeros, pescadores, mercantes, prostitutas, bandidos y mendigos de la sociedad japonesa, y los ogros y demonios que se les oponen.

Se cree que fueron compuestos entre los siglos XI y XII, aunque al quedar abandonados en un templo budista recién vieron la luz en el siglo XVIII. Con una importante cantidad de descripciones de la vida de la nobleza y del pueblo en el Japón de aquel tiempo, muchos de los relatos aparecen en otras colecciones, como las historias de espectros, que conforman una tradición que ha pasado de una generación a otra. Hasta los escritores contemporáneos adaptaron algunos de sus cuentos, como el más conocido, «En una arboleda», de Akutagawa Ryūnosuke (conocido en el mundo a partir del film de Akira Kurosawa, «Rashōmon»). Allí Akutagawa, pone en boca de Rashomon una frase textual del Konjaku Monogatarishū: al decir que sintió como si “los cabellos de su cabeza y cuerpo hubiesen endurecido”, para significar que estaba asustado.

Cuentos anónimos japoneses pueden leerse en:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/otras/anon/oriente/
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octubre 8, 2012 Posted by | Uncategorized | , , , , , , | Deja un comentario

El cuento: origen y desarrollo (137) por Roberto Brey

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Sobre la Historia de Genji

 
Existen diversos estudios que tratan sobre la Historia de Genji. En uno de ellos, el especialista Manuel Tabares compara la similitud de la herencia de la literatura China para Japón, con la influencia de la grecolatina para occidente. Al margen del natural encanto del exotismo, destaca la calidad y la riqueza de la obra, y “el fuerte impacto que produjo descubrir que a comienzos del siglo XI la literatura japonesa  podría producir una obra de técnica narrativa tan refinada, de una visión psicológica tan aguda y de esa tonalidad tan extraña que sentimos, a la vez, como remota y próxima, como distante en el tiempo y también modernísima”.
 
Este es uno de los primeros libros escritos, que deriva de aquellos que recogen los poemas y los relatos populares, fundamentalmente de los cuentos fantásticos, y que contrastan con el realismo que se impone en otras partes de la obra.
Es interesante el papel que jugó la señora Murasaki, su autora, en el desarrollo de la literatura de su país y que, por suerte pudo dejar parte de su personalidad en un diario íntimo que, de alguna manera complementó su obra literaria. “…no hay ningún hombre que mire por mi futuro”, decía en él al poco de enviudar, aunque es sabido que pertenecía a una familia poderosa, única posibilidad para que se le permitiera desarrollar su afición.
Pero continuaba: “No quiero sepultarme a mí misma en la melancolía. ¿Será por mi espíritu mundano que me siento sola? En las  noches de luna, en otoño, cuando me siento desesperadamente triste, voy a menudo hasta el balcón y contemplo la luna soñadoramente. Me hace pensar en los días que pasaron”.
 
Observar, leer y escribir fue su destino, tal vez vista con desprecio por las otras damas de la corte; relata que cuando les leía libros en chino a sus doncellas, estas se lo reprochaban porque “acortaba su vida”, decían, en la antigua creencia de que hacer cosas prohibidas acortaba la vida.
Pero también contaba: “Cuando estoy entre señoras de la corte tampoco digo lo que quisiera decir porque es inútil hablar con aquellos que no nos entienden y fastidioso hablar con aquellos que critican con un aire de superioridad”.
 
Seguramente ese distanciamiento, esa comprensión de la sociedad en que vivía y sus dotes de observadora, fueron las que le permitieron escribir esa obra fundamental de la literatura japonesa y además pensar sobre su trabajo como si viviera varios siglos más tarde. Uno de los protagonistas de su Historia (ella misma a través del príncipe Genji) explica:

“Tengo una teoría propia acerca de lo que es este arte de la novela y cómo nació. Primero no consiste sencillamente en que el autor haga una narración de las aventuras de otra persona. Por el contrario, la novela surge porque la propia experiencia del narrador acerca de los hombres y cosas, ya sea en bien o en mal  -y  no solamente lo que él mismo ha pasado, sino también los hechos  que no hizo más que presenciar o que le fueron contados-, le produjo una emoción tan arrebatadora, que no podría tenerla encerrada más tiempo en su corazón. Muchas veces algo de su propia vida o de lo que lo rodea le parece al escritor tan importante, que no puede soportar que quede en el olvido. Jamás deberá llegar el día -piensa- que los hombres no sepan esto. Esa es mi idea de cómo surgió este arte.Evidentemente, pues, el describir sólo lo que es bueno y bello no es lo que concierne al arte del narrador. Por supuesto que a veces su tema será la virtud y entonces podrá jugar con él como le parezca. Pero justamente no es lo menos probable que le hayan impresionado numerosos casos de vicio e insensatez del mundo que le rodea, y con respecto a ellos tiene exactamente los mismos sentimientos que con respecto a las acciones superlativamente buenas con que tropieza: son importantes y hay que guardarlas en las trojes. Así, todo, sea lo que fuere y cuanto suceda en esta vida terrenal y no en algún país de hadas que escapa a nuestro alcance (…)»

«(…) Historias comunes son sólo meros registros de eventos, y generalmente son tratados de una sola forma. No dan una visión interior del verdadero estado de la sociedad. Esta, sin embargo, es la verdadera esfera en la que principalmente moran las novelas. Las novelas, son ciertamente ficciones, pero no siempre representan puras invenciones; siendo estas sus únicas peculiaridades, que en ellas los escritores frecuentemente desarrollan, entre numerosos personajes reales, el mejor, cuando desean representar el bien, y el más extraño, cuando desean entretener. (…)»

El experto japonólogo Donald Keene (1922-), compara la Historia de Genji con En busca del tiempo perdido de Marcel Proust: “Hay entre estas dos obras sorprendentes analogías de técnica, tales como, por ejemplo, mencionar casualmente personas u sucedidos y sólo más tarde desarrollar de una manera sinfónica toda su significación”.
 
También se refiere a los temas comunes:
“El asunto de ambas novelas es el esplendor y decadencia de una sociedad aristocrática y en ambas los varones se distinguen menos como cazadores y pescadores que por sus insuperables habilidades musicales, su gusto impecable y su conversación brillante. Eran sociedades snobs sumamente sensibles al linaje y al rango (…)”
 
Octavio Paz, por su parte (el escritor mexicano es otro de los estudiosos del Japón y de su literatura), asegura que lo que asemeja a ambas obras es “la conciencia del tiempo”…
 

“Es tan aguda en Murasaki que de golpe todo se vuelve irreal. Inclinado sobre sí mismo, en un momento de soledad o al lado de su amante, Genji ve al mundo como una fantasmal sucesión de apariencias. Todo es imagen cambiante, aire, nada. «El sonido de las campanas del templo de Heion proclama la fugacidad de todas las cosas». Simultáneamente, la conciencia de la irrealidad del mundo y de nosotros mismos nos lleva a darnos cuenta de que también el tiempo es irreal. Nada existe, excepto esa instantánea conciencia de que todo, sin excluir a nuestra conciencia, es inexistente. Y así, por medio de una paradoja, se recobra de un golpe la existencia, ya no como acción, deseo, goce o sufrimiento, sino como conciencia de la irrealidad de todo. Para Proust sólo es real el tiempo; apresarlo, resucitarlo por obra de la memoria creadora, es aprehender la realidad. Este tiempo ya no es la mera sucesión cuantitativa, el pasar de los minutos, sino el instante que no transcurre. No es el tiempo cronométrico sino la conciencia de la duración. Para Murasaki, como para todos los budistas, el tiempo es una ilusión y la conciencia del tiempo, y la de la muerte misma, meras imágenes en nuestra conciencia; apenas tenemos conciencia de nosotros mismos y de nuestra nadería, sin excluir la de nuestra conciencia, nos libramos de la pesadilla de la ilusión y penetramos al reino en donde ya no hay tiempo ni conciencia, ni muerte ni vida. La única realidad es la irrealidad de nuestros pensamientos y sentimientos.”

 
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septiembre 22, 2012 Posted by | Uncategorized | , , , , , , | Deja un comentario

El cuento: origen y desarrollo (136) por Roberto Brey

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Diferentes periodos políticos y culturales del Japón

 
El desarrollo del Budismo en la época de Nara (710 – 794)
 
Hasta el 710, la capital se desplazaba cada vez que un nuevo Emperador subía al trono. Sin embargo, en ese año, la corte imperial se fijará definitivamente en Nara. Durante los 84 años de este periodo, siete emperadores se irían sucediendo en Nara. El budismo se desarrolla y miles de templos se construirán uno tras otro por todo el país. Además, aparecerán otras esculturas y otras formas de arte influenciadas por el budismo, de las que se destaca la imagen de bronce de Buda, realizada en el 752 en el templo de Todaiji. Es el bronce más grande de Buda en Japón. Todavía hoy Nara se enorgullece de sus antiguos templos y de los panteones de la familia imperial.
“El cortador de bambú”
Un relato de tradición oral, según se cree escrito en el siglo IX, hace pocos años fue traducido al castellano. Se trata de “El cortador de bambú”, cuento, relato o historia, que responde al mundo fantástico de las tradiciones antiguas, y al mismo tiempo está enlazado con la moderna ciencia ficción, ya que el personaje central no es de este mundo y en su final, como en otras tradiciones antiguas, parece remontarse a un cielo que contiene otras civilizaciones.
Está considerado el primer trabajo de ficción escrito en letras silábicas nacionales (y no en caracteres chinos), es una obra basada en la tradición más remota de la historia literaria japonesa y muchos lo tienen como el arquetipo y padre de todas las obras de ficción japonesas.
Un fragmento de la versión de María Luisa Arnaiz Sánchez comienza así:

   “Hace ya mucho tiempo, había un viejo cortador de bambú. Andaba por los campos y montes cortando bambúes para los más diversos usos. Se llamaba Sanuki no Miyatsuko. Un día, encontró un bambú cuyo pie resplandecía. Intrigado, el viejo se aproximó y vio que la luz provenía del interior de una sección del tronco. Al cortarlo, halló a un ser humano del tamaño de tres pulgadas sentado con una gracia sin igual. El viejo cortador dijo así:
– Ya que te encuentras dentro del bambú que veo cada mañana y cada tarde, queda claro que estás destinada a ser mi hija.
Y se la llevó a casa en la palma de la mano. La confió a su anciana mujer para que la criara. Su encanto era infinito. Como era tan pequeña la cuidaron metida en una cesta de bambú.
El viejo cortador de bambú seguía cortando bambúes. Pero desde que halló a la niña,  empezó a encontrar bambúes con oro dentro de cada sección. Así se fue haciendo rico poco a poco.
La niña, a medida que la alimentaban, se la veía crecer, y al cabo de tres meses era ya tan alta como un adulto. De manera que le organizaron la ceremonia de recoger el cabello en lo alto y la vistieron de mayor. La cuidaban con gran amor y nunca la dejaban salir de detrás de los visillos. No había belleza comparable a la suya en el mundo y todos los rincones de la casa estaban llenos de la luminosidad de su hermosura. Si el viejo se encontraba mal, se ponía bien al verla. Si estaba enfadado por algo, se le pasaba…

Una versión completa de “El cortador de bambú” puede leerse en:
http://www.sprensalibre.com.ar/index.php?id=4154
El período Heian (794-1185), la etapa clásica de la literatura japonesa, duró de finales del siglo VIII a fines del siglo XII. Uno de los rasgos característicos del período es el protagonismo de mujeres cultas en las cortes, que a pesar de estar en una sociedad que las obligaba a ser sumisas con el hombre, poseían abundante conocimiento cultural.
En 905 se publicó bajo encargo del emperador la antología poética: Kokin wakashu o Kokinshu, una colección de poemas antiguos y modernos, con temas religiosos y mágicos. Además, la obra en prosa Ise-Monogatari (Cantares de Ise), influyó después sobre las dos obras más importantes de esta era, ambas escritas por mujeres en el siglo XI: Makura no Sōshi (Libro de la almohada), escrita por Sei Shōnagon y Genji Monogatari (Romance de Genji), escrita por Murasaki Shikibu en 1008.
El primero es un libro autobiográfico, que muestra muchos rasgos de la cultura japonesa de la época, como el ideal de belleza de hombres y mujeres entre la aristocracia japonesa.
La historia de Genji, escrita casi al mismo tiempo que la anterior, por Murasaki Shikibu, es un inmenso relato de 54 capítulos y más de 4.000 páginas, donde se cuenta la historia del hijo de un emperador japonés.
Murasaki Shikibu (973-1013), hija de un aristócrata que vivió en la corte japonesa a finales de la Heian escribiría:
«En cierto reinado, alguien de rango no muy elevado gozaba de un favor muy excepcional entre todas las consortes e íntimas de Su Majestad. Las demás, se habían considerado con derecho exclusivo al alto lugar que ocupaban, sentían un profundo desprecio por aquella mujer que les parecía espantosa.»
Así empieza «la Historia de Genji» (Genji monogatari) que narra las historias amorosas del príncipe Genji.
Debido a las restricciones mencionadas, la autora no pudo aprender la lengua china y debió contentarse con la escritura silábica para su obra. Los primeros lectores de la novela fueron las damas de compañía de la emperatriz, pero pronto se popularizó. Tanto es así que en Japón se declaró al 2008 como «año del milenio de Genji», y se realizaron diversas actividades conmemorativas.
De la importancia de esa participación femenina en la literatura en aquellos comienzos dice la estudiosa argentina Amalia Sato en un reportaje:
“Yo en un principio tenía una visión entre comillas feminista del papel de las mujeres, pero si no hubieran sido pares con los hombres al convertir esa escritura en la literatura amorosa, en la literatura epistolar, etcétera, no se habría conservado esa modificación caligráfica que fueron ejerciendo sobre los ideogramas, que los terminó transformando en un sistema fonético. Y esa escritura de mujeres, de mano de mujer, después hizo que se tiñera toda la literatura japonesa con el adjetivo de femenino. Todo lo que los hombres también sentían se designaba como femenino. Ese es un tema de género que hasta el día de hoy, yo creo, está trabajando en la cultura japonesa y hace que resulte tan atractiva. Lo femenino no es necesariamente mujer. Ese paso de hombre-mujer, mujer-hombre, como un travestismo cultural, que en el caso de Japón tiene su origen desde la fundación de la propia escritura…”
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septiembre 14, 2012 Posted by | Uncategorized | , , , , , | Deja un comentario

El cuento: origen y desarrollo (135) por Roberto Brey

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Literatura japonesa

Literatura antigua de Japón

 
Muchos investigadores de la historia del Japón consideran que su aislamiento geográfico contribuyó al mantenimiento de una sociedad primitiva, es decir, sin una estructura de poder, por miles de años, hasta casi el siglo VI d. C, con la creación del Estado Imperial. Existió además en Japón una gran preponderancia de la cultura china, que se acentuó entre los siglos III y II a. C., con la introducción de la cultura del metal, altamente desarrollada por los chinos, y la aparición de utensilios de madera tales como cucharones, martillos, arados y morteros; también artículos de bronce, que incluían espadas, lanzas y objetos diversos para rituales.
Como parte de esa penetración cultural aparece, previo paso por Corea, la escritura china, que durante siglos sería utilizada, con adaptaciones, como propia por los japoneses. Es, como ya se mencionó, a través del budismo que se afianza esa escritura china, pese a las diferencias entre la lengua china y japonesa. Por mucho tiempo coexistieron varios alfabetos en Japón, algunos más simples, utilizados por el pueblo y los más complejos de uso en las cortes. En el caso de los eruditos, podían leer perfectamente los textos chinos, pero la pronunciación era diferente. Y la escritura, similar a la china, era de arriba abajo y de derecha a izquierda.
En el siglo cuarto, cuando se estableció la dinastía Yamato (hasta el año 710, momento en que se traslada la capital a Nara, y da comienzo la era Nara), el sintoísmo fue la religión principal en Japón, y se caracterizaba por el respeto hacia la naturaleza, los antepasados y los héroes nacionales.
Durante los siguientes siglos, el budismo desempeñaría un importante papel en la creación de la cultura única del Japón. Hoy coexisten ambas creencias, aunque los japoneses suelen preferir el Shinto para los rituales de nacimiento y matrimonio, y el budismo para los ritos funerarios.
Según algunas fuentes, antes de contar con escritura, los habitantes del Japón primitivo se tatuaban el cuerpo. Así lo señalan las “Crónicas del país de Wa”, una antigua crónica imperial china, considerada el primer texto que se refiere a Japón.
Wa era una forma en que los chinos llamaban al Japón y como se denominaban a sí mismos y a su país los antiguos pobladores.
En la foto, la descripción del ideograma, de acuerdo a Wikipedia: “Ideograma de Wa, formado por el radical de «persona» (a la izquierda) y el elemento fonético «Wa» a la derecha (que se representa por una planta de arroz en la parte superior y una mujer en la parte inferior)”.
Amalia Sato, en su ensayo “Escrituras de mujeres en el este de Asia” también considera que en esas crónicas se hace referencia al tatuaje de los habitantes del reino de Himiko (en el norte de la isla de Kyushu). El tatuaje corporal fue entonces la primera modalidad de escritura en Japón. Algunos estudios creen que existía una primitiva escritura antes de la introducción de los caracteres chinos. Lo cierto es que se considera que la escritura japonesa nace a partir de la fonetización de los caracteres chinos y el desarrollo de una sintaxis propia.
A partir del desarrollo de la escritura se abren en Japón las puertas a la creación literaria: las crónicas Kojiki (Memorias de los sucesos de la humanidad) y Nihonshoki (Anales o crónicas de Japón), así como las poesías Manyoshu (Colección de diez mil hojas 4.500 poemas) que serían recopiladas alrededor del año 760 y que fueron compuestas por personas de diferentes sectores sociales. (Periodo Nara) Todos estos serían una forma de transición de la antigua poesía oral a la nueva literatura escrita. Estas obras constituyeron empresas oficiales, vinculadas al objetivo político de constituir un poder central y de entroncar las familias imperiales con las deidades del Japón antiguo, reuniendo datos históricos y tradicionales del linaje imperial y dejar una única historia para los descendientes. El Kojiki surgió del esfuerzo del Emperador Tenmu (673-686) por compilar las narraciones orales del kataribe Hieda no Are, mientras que Nihonshoki fue encargado por la emperatriz Gensho, un intento de historia del Japón en treinta tomos (712).
Durante mucho tiempo, la literatura japonesa estuvo fuertemente influenciada por la literatura clásica china y no fue hasta el siglo XII cuando el Japón logró encontrar un estilo propio de calidad.
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septiembre 7, 2012 Posted by | Uncategorized | , , , , , | Deja un comentario

El cuento: origen y desarrollo (134) por Roberto Brey

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China:

Rebeliones y desarrollo…

 
La rebelión campesina del siglo XVII según Chou Ku-cheng
 
“A la rehabilitación agrícola de los comienzos del período Ming siguió, en el siglo XVI, un apoderamiento general de tierras por parte de la clase gobernante (miembros de la familia real, altos funcionarios, cortesanos y el propio emperador). Causó indecible miseria a los campesinos. En la primera mitad del siglo XVII la economía rural se deterioraba rápidamente. Los impuestos eran más pesados que nunca, debido a los tributos extraordinarios para abastecimiento militar, que sumaban más de un tercio de los ingresos totales.
Estos fueron los años en que la provincia de Shensí fue azotada por el hambre, que causó la muerte de innumerables personas. Las tropas allí acantonadas, a quienes se les debían más de treinta meses de sueldo, se levantaron y saquearon la tesorería local, los correos; licenciados por el gobierno, debido a las dificultades financieras, quedaron cesantes.
Estos sucesos fueron la causa inmediata del estallido de una rebelión que se extendió por la mayor parte del país y duró veinte años.
Li Chi-cheng, un correo, y Chang Sian-chung, un simple soldado raso, fueron dos jefes notables de las fuerzas rebeldes. Desde 1628 a 1635 sus actividades se limitaron al noroeste, con base en Shensí. Lanzaban arremetidas hacia el este, a la provincia de Shansí; hacia el sur, a las provincias de Jonán y Jupei; o hacia el oeste, a la provincia de Sechuán. En 1635, trece jefes rebeldes se encontraron en el norte de Jonán y proyectaron un plan de ataque coordinado. Después de esto, las fuerzas de Li Chi-cheng combatieron en la zona del río Amarillo, y las de Chan Sian-chung, en la zona de Yangtsé, extendiéndose hacia el sur hasta la provincia de Kuangtung. Dondequiera que llegaban ganaban el apoyo popular. Eran intransigentes con los aristócratas, altos oficiales y terratenientes, a quienes quitaban la vida repartiendo sus propiedades entre los pobres.
En los primeros años del siglo XVII, los manchúes, una rama de los tártaros nüchen en el noreste, comenzaron a hacerse fuertes y a avanzar constantemente hacia el sur.
En 1644 Li Chi-cheng marchó a Pekín y derrocó a la dinastía Ming. Pero se vio obligado a retirarse ante el avance manchú. Ese mismo año los manchúes establecieron su dinastía Ching. Los jan continuaron la resistencia armada durante cuarenta años, especialmente en el sureste y en el suroeste. Después que estas rebeliones fueron sofocadas el gobierno Ching se dedicó a consolidar sus fronteras.
En la segunda mitad del siglo XVIII se había convertido en el imperio más grande de Asia Oriental. Su territorio llegaba al Pamir, por el oeste; a Siberia, por el norte; y al archipiélago de Nansha, por el sur. Durante casi doscientos años la agricultura, la artesanía, la industria y el comercio gozaron de un desarrollo constante.
Entonces, en 1840, se produjo la famosa Guerra del Opio, que señaló el comienzo de un siglo de dominación extranjera en China.”
Lo que queda todavía por explicar es por qué la máxima potencia del mundo, la primera en realizar los máximos avances tecnológicos; la primera en el fundido del hierro ya a comienzos de nuestra era; el arado de hierro, el torno de hilar manual, la adopción de la energía hidráulica, las invenciones (la pólvora, el papel, la imprenta, etc.); la utilización de la química, el desarrollo de la navegación con los navíos más rápidos y poderosos, los avances en la medicina. En fin, la potencia que había logrado llegar al principio de la industrialización antes que cualquier país del mundo (en el siglo XIV), quedaría posteriormente detrás del desarrollo europeo y al margen de la colonización que aportaría las riquezas necesarias a Europa para erigirse en las máxima potencia (a costa de la expoliación de América).
Manuel Castells (sociólogo español nacido en 1942), que dedicó tiempo a este tema, cuenta que Joseph Needham (historiador científico inglés 1900-1995) propone que China quiso mantener una relación armoniosa entre el hombre y la naturaleza, que la rápida innovación tecnológica pondría en peligro. Aunque, asegura Castells, no explica el desarrollo tecnológico anterior y el deterioro ecológico subsiguiente.
Toma luego la obra de Wen-yuan Qian (1936-2003), quien sugiere una vinculación más estrecha  entre el desarrollo de la ciencia china y las características de una civilización dominada por la dinámica del Estado. Y luego se detiene en Joel Mokyr (historiador económico holandés nacido en 1946), quien estima que el miedo de los gobernantes se debió al posible impacto sobre la estabilidad social; la pacificación y el orden –asegura- tuvieron primacía sobre el avance tecnológico.
Esa culpabilidad atribuida al Estado chino por ese supuesto retraso, que produjo la sumisión a las nuevas potencias en particular durante el siglo XIX, Castell la analiza desde el punto de vista de que si el Estado puede ser un factor dirigente de la innovación tecnológica, también puede conducir al estancamiento “debido a la esterilización de la energía innovadora autónoma  de la sociedad para crear y aplicar la tecnología”. Luego toma el crecimiento de la China actual a partir de la intervención del Estado como demostrativo de que “la misma cultura puede inducir trayectorias tecnológicas muy diferentes según el modelo de relación entre Estado y sociedad”.
Al cerrar este capítulo de China, es evidente que todavía queda mucho para estudiar y analizar antes de sacar conclusiones apresuradas.
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agosto 27, 2012 Posted by | Uncategorized | , , , , , , | Deja un comentario

El cuento: origen y desarrollo (133) por Roberto Brey

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Literatura,  filosofía, budismo, catolicismo, rebeliones… (II)

Influencia católica
A principios del siglo XVI llegaron a Pekín misioneros católicos que trajeron conocimientos científicos de occidente, en especial sobre astronomía, geografía y matemáticas. Fueron bien recibidos en la corte china, y algunos llegaron a ser empleados del gobierno en la Oficina de Asuntos Occidentales. Este primer impacto de occidente amplió el horizonte intelectual de la época.
Por otra parte, determinadas interpretaciones del credo católico, llevaron a nuevos levantamientos campesinos, ya a mediados del siglo XIX.
Similitudes y diferencias
Las variables y cambiantes relaciones sociales establecidas por los chinos, se reflejaron también en el pensamiento filosófico. Cuenta Ku-cheng:
“En la última época de la Edad Media predominó el estudio de li, que, a grandes rasgos, significa conducta humana. La doctrina de los letrados en Li consistía en «desarrollar el li celestial y eliminar los deseos humanos». Su aplicación política significaba que el pueblo debía ser obediente y soportar el dominio feudal. La voluntad individual no existía. La clase dominante veía esta filosofía como una herramienta útil para doblegar al pueblo; por eso la fomentó a través de toda la época. Sin embargo la protesta no fue, en ningún caso, silenciosa. El gran filósofo Dai Dung-yuan (1722-1777) condenó el estudio de li, calificándolo de ascetismo de la clase dominante.
Dijo: «Aquellos que mueren por castigo legal pueden aún merecer lástima, pero ¿quién compadecerá a aquellos que mueren de li. Un siglo antes, el gran historiador y letrado Juang Li-chou (1610-1695) puso en tela de juicio la autoridad del monarca y lo atacó por considerar el país como su propiedad privada, al entregarlo a sus descendientes. Dijo: «Hoy el monarca se comporta como si él fuera el anfitrión, y el pueblo como si fuera el huésped. Dondequiera que haya contiendas en el mundo, éstas provienen del monarca.»
Predominio comercial
Los terratenientes siguieron constituyendo la clase dominante, pero desde el fin del primer  milenio fueron los comerciantes los que empezaron a crecer. El desarrollo de la artesanía, en particular de la tejeduría de seda, con el avance de la minería, la fabricación y producción de porcelana; el impulso de cultivos comerciales, como algodón y té; y la expansión del comercio exterior, permitieron a los comerciantes asumir un papel cada vez más importante. Durante la dinastía Sung el impuesto al comercio fue una de las fuentes principales de ingresos del gobierno.
“Los comerciantes patrocinaban un gobierno central poderoso que fuera capaz de proteger sus intereses y fomentar las visitas de mercaderes extranjeros (relata Ku-cheng). El hecho de que la monarquía a fines de la Edad Media se hiciera más y más despótica puede considerarse como una consecuencia de esta demanda económica. Con el objeto de proteger el comercio exterior, bajo las dinastías Sung y Ming se establecieron administraciones navieras en los puertos comerciales. Y para facilitar el comercio interno se fijaron normas uniformes para la acuñación de moneda, para la aplicación de impuestos y para las medidas”.
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agosto 16, 2012 Posted by | Uncategorized | , , , , , | Deja un comentario

El cuento: origen y desarrollo (132) por Roberto Brey

132

 

China

 
Literatura,  filosofía, budismo, catolicismo, rebeliones… desarrollo.
Como se señaló en capítulos anteriores, el budismo no nace en China, sino que es introducido a mediados del siglo I por misioneros budistas de la India y otros de países situados al suroeste de China.
Cuenta el historiador Ku-Cheng: “…habían llegado  usando las rutas comerciales, para propagar sus doctrinas, que echaron raíces rápidamente”. Pero a la vez:
“Más de cien notables letrados chinos visitaron la India, según se sabe, entre los años 260 y 751. Los más destacados fueron Fa Sien, quien salió en el año 399 y permaneció quince años en la India; Süan Chuang, que fue en el 628 y estuvo diecisiete años; y Yi Ching, que fue en el 671 y se quedó 25 años. Su objeto principal era estudiar y traducir la doctrina y escritura budistas. Se dice que sólo Süan Chuang tradujo y trajo consigo quinientas veinte obras consistentes en seiscientos cincuenta y siete folios. La arquitectura, la escultura y la pintura china recibieron una fuerte influencia del budismo. Y la filosofía de China, durante el primer período de la Edad Media, fue predominantemente budista. A pesar de las protestas y objeciones de los letrados discípulos de Confucio y entre ellos del conocido erudito Jan Yü, de la dinastía Tang, la meditación y el ayuno budista se transformaron en cosa corriente en toda China.”
En las expresiones literarias chinas como en todas  las manifestaciones artísticas orientales, se reconocen como características propias expresadas en la literatura, la preocupación del  hombre por la naturaleza, la explicación de los fenómenos naturales, la relación entre el hombre y Dios, el origen de los pueblos, las normas morales para el comportamiento del hombre y la conservación de las tradiciones, usos y costumbres. La tendencia general es la búsqueda de la armonía entre el hombre y el cosmos.
La literatura china, en su desarrollo, se va alejando de la magia y de la lírica, para centrarse en la política, especialmente en la forma de gobernar que pueda engrandecer al reino. Después el siglo VI se da en China una efervescencia política y filosófica sin precedentes. En medio de ese movimiento surgen numerosos e importantes pensadores. Las diferentes corrientes buscan poner en práctica sus teorías bajo los distintos reinados. Poco ha quedado de todo ello y, el principal, como se ha visto, fue Confucio con sus libros y su discípulo Mencio, que proponen en parte el absolutismo, con una fuerte dinastía, que rija armónicamente las relaciones entre el gobernante y el gobernado.
Lao Tse, con el “Tao te King”, y su discípulo Zhuang Zi, sostienen por su lado una vuelta a la naturaleza, un poder débil en el Estado, y el abandono de la política y el gobierno para concentrase en la esencia de la propia naturaleza humana.
Mo Di, cuyas obras están recogidas en el “Mozi” (“Libro del maestro Mo”), expresa los anhelos de la gente común, como pequeño propietario, sólo espera que reine la benevolencia y la gente pueda vivir en paz.
Han Fei es el principal representante de la escuela legalista, quien considera el establecimiento de un estado de derecho como requisito para que el país avance.
En la poesía se destaca Qu Yuan, (siglo III a. C.) autor de numerosos poemas, aunque la fama le ha llegado sólo por uno: “Lisao”, que se puede traducir como «El lamento», en el que llora por el mal gobierno del reino. Al ver que la decadencia era inevitable se suicidó arrojándose a un río.
El historiador Sima Qian (140-100 a. C.) es otra de las figuras de la literatura. El primer historiador como tal, recoge en sus “Registros Históricos” las noticias sobre las antiguas dinastías.
El siglo de la dinastía Tang es considerado el de la poesía. Se conservan más de 50.000 poemas de los más famosos 2.000 poetas Tang. Se memorizan en la escuela «Los 300 poemas Tang», que fueron citados por muchos años por pensadores y políticos.
Su Dongpo (1036-1101), -también Zizhan- pseudónimo de Su Shi. Nació en Sichuan y llegó a ser alcalde de su ciudad. Fue uno de los grandes escritores chinos e importante pintor y calígrafo. Durante la dinastía Yuan el género literario que florece es el teatro; algunos dicen que los mongoles que gobernaban China en aquellos años, gentes sencillas, buscaban entretenimientos más vulgares, como los que les proporcionaban dramas y operetas. En esos años destacan los dramas de Guan Huanqing, denunciando temas tan universales como la explotación de los pobres, la injusticia, y los abusos de los poderosos. Se van gestando las obras que tomarán forma en los siglos siguientes, a base de leyendas, cuentos y tradiciones.
Es durante la dinastía Ming cuando esas tradiciones que circulaban de forma fragmentaria, toman forma definitiva, como es el caso de “A Orillas del Agua”, escrita por Shi Naian, que describe la rebelión campesina contra la dinastía Song.  El “Romance de los Tres Reinos”, de Luo Guanzhong narra la historia de la China del siglo III, cuando se dividió en tres reinos en guerra continua. Y la “Peregrinación al Oeste”, de Wu Cheng’en, que describe la peregrinación del monje Xuanzang a la India en busca de los libros budistas y las aventuras que le ocurren.
En la dinastía Ching los autores satirizan a la sociedad en decadencia en su interior, como en los “Extraños Cuentos de Liaozhai” de Pu Songli (1640-1715), o “Los letrados” de Wu Jingzi, y sobre todo el “Sueño del Pabellón Rojo”, de Cao Xueqin y Gao E. Cao, la obra cumbre de esa época. Sus personajes, víctimas de sus contradicciones, descripciones de personas y ambientes, que para muchos son paradigma de la belleza.
Una desesperada carnalidad rige toda la obra. El tema es la degeneración de un hombre y su redención final por la mística. Los sueños abundan: son más intensos porque el escritor no nos dice que los están soñando y creemos que se trata de realidades, hasta que el soñador se despierta. Abunda lo fantástico: la literatura china no sabe de «novelas fantásticas», porque todas, en algún momento, lo son”, diría Jorge Luis Borges al comentar esta obra.
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agosto 11, 2012 Posted by | Uncategorized | , , , , , | Deja un comentario

El cuento: origen y desarrollo (131) por Roberto Brey

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China

 

Algunas consideraciones sobre Confucio

“Rebasar los límites no es un defecto menor que no alcanzarlos.”
(Luen Yu, o Conversaciones de Confucio, XI, 15)
Pang Pu, un estudioso chino que trabajó en proyectos culturales para la Unesco, ubica a Confucio (551-479 a.C.) en un tiempo trastornado por disturbios sociales y políticos, con una multitud de Estados gobernados por nobles cuyo pasatiempo era la guerra y que oprimían y explotaban de la manera más arbitraria a sus vasallos. Como Platón poco tiempo después, Confucio creía poder predicar a los tiranos cierta forma de virtud e iba de corte en corte tratando de inculcar a los príncipes la moral política que preconizaba. Durante su vida no alcanzó éxito alguno. Su doctrina fue  resumida por sus discípulos, como se dijo antes, y recién  bajo la dinastía Han y en la época de los Tang, los más altos funcionarios pasaron por escuelas cuya enseñanza se basaba en aquellos textos confucianos.
De alguna manera, para muchos, la concepción del Estado que Confucio propugnaba permitía la perpetuación de la clase política dominante.  Confucio pasó a ser denigrado y  ensalzado en distintos momentos, pero Pang Pu, resume los diferentes conceptos modernos sobre su influencia dentro y fuera de China.
Por un lado, explica que algunos historiadores afirman que Confucio habría representado los intereses de la clase ascendente de los terratenientes (en el periodo Primavera Otoño), opuesta a la clase dominante de los propietarios de esclavos. Su papel político habría sido pues positivo y «progresista». Pero, según donde ubiquen los historiadores el período de transformaciones, sería el papel de las ideas de Confucio. Cuando es ubicado en la época de los «Estados Guerreros» (480-221 a.C.), Confucio habría representado los intereses de la clase declinante de los esclavistas, siendo por ello retrógrada su posición política. “Más aun, viajando de un Estado a otro su propósito principal era restaurar el antiguo orden esclavista”, dice Pang Pu.
Pero si se tomara el paso de la sociedad esclavista a la feudal en la época de la dinastía de los Zhou del Oeste (siglo XI año 722 a.C.), “Confucio defendía los intereses de las capas inferiores y medias de la aristocracia y de la naciente casta de los altos funcionarios”.
Pero no todos coinciden en el momento en que se producen esos cambios, y aún otros lo trasladan a los primeros años de nuestra era, por lo cual, el carácter conservador de su pensamiento y la existencia de la esclavitud no determinan su condición de “progresista” o “retrógrado”.
Dice Pang Pu que los conceptos “de ren y de li constituyen la base del pensamiento político confuciano. Por ren (literalmente, «benevolencia», «humanidad») suele entenderse los principios en virtud de los cuales los hombres pueden vivir en sociedad o amarse los unos a los otros. También en este punto discrepan las opiniones de los especialistas.”
¿Confucio trataba de atenuar las contradicciones entre opresores y oprimidos? Y ¿a quién beneficiaba eso? Lo concreto, dice Pang Pu: “dado que hasta entonces no existía teoría alguna que considerara a la humanidad en su conjunto, la doctrina confuciana constituía una revolución ideológica y que el filósofo debe por ello ser considerado como el más grande pensador de su tiempo”. Otros opinan todo lo contrario.
Pero la mayoría de los historiadores e investigadores chinos modernos, asegura Pang Pu, “parecen adoptar una posición intermedia entre esas dos tesis extremas”, y tienen en cuenta “que esa doctrina tomaba por primera vez en consideración a las «gentes del común»”.
Dice Pang Pu  que para Confucio, el li («reglas del decoro y de la cortesía») constituye el núcleo del orden establecido, pero designa también las normas de la conducta individual. También allí existen opiniones encontradas.
Pero Pang Pu analiza que Confucio “predicaba la «voluntad del Cielo», se oponía a las reformas y creía en los espíritus y divinidades. De ahí que haya quienes estimen que el pensamiento confuciano no es más que una metafísica idealista. Pero otros recuerdan que en la doctrina de Confucio el «Cielo» se identifica con la naturaleza y que él mismo se mostraba muy escéptico acerca de la existencia de los espíritus y del alma, lo que da fe de una gran audacia de pensamiento en relación con sus contemporáneos”.
Un aspecto en el que hay bastantes coincidencias entre los historiadores chinos es en la contribución que hizo Confucio como educador. La mayoría le atribuyen el haber sido el primero en dispensar enseñanza fuera de las escuelas oficiales adscritas a la corte, extendiendo así la cultura y la educación más allá del círculo de aristócratas que hasta entonces habían tenido sobre éstas un monopolio exclusivo.
Y concluye: “La pedagogía confuciana se adelantó a su tiempo: preconizaba una enseñanza abierta a todos, sin distinción de origen social; su método tomaba en cuenta las aptitudes de cada uno de sus discípulos y prefiguraba ya en cierto modo la mayéutica socrática.”
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agosto 2, 2012 Posted by | Uncategorized | , , , , , | Deja un comentario

El cuento: origen y desarrollo (130) por Roberto Brey

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Los cinco libros primitivos (3ª parte)

 
El quinto de los libros citados es el de los Anales de Primavera y Otoño, el «Chunqiu» -Ch’un Ch’iu-, una antigua crónica que ejerció una enorme influencia sobre obras históricas posteriores.
Los anales, relatan escenas de danzas rituales e himnos de sacrificios. Son anotaciones de sucesos que al parecer les eran anunciados en sus templos a los antepasados de linaje real. Los anales más antiguos son del siglo IX. Algunos se descubrieron en la tumba de uno de sus príncipes, escritos sobre tiras de bambú.
En Xi Ci, el autor Zhou Yi escribía: «Si dos personas actúan como una sola, su fuerza puede quebrantar el hierro y sus palabras son dulces como orquídeas». Cui Hong también dice en su Estado Qin de los treinta países en el período de la Primavera y del Otoño: «Es fácil quebrantar a uno, pero si todos se reagrupan, será muy difícil quebrantarlos».
Los hijos del rey de Huns jamás estaban de acuerdo. El rey los convocó a todos y le dio a cada uno una flecha. Les pidió a los príncipes romper las flechas, lo que hicieron bastante fácilmente. Después de eso, el rey le dio a cada uno de sus hijos un paquete de flechas y les pidió romperlas. Ninguno pudo hacerlo. El rey de Huns les dijo entonces: «Si entre hermanos ustedes no se entienden, solo serán como una flecha solitaria y ustedes fácilmente serán vencidos por sus enemigos, pero si ustedes permanecen unidos, serán como el paquete de flechas y nadie les vencerá. Esta es la fuerza de un acuerdo armonioso».
Como se puede advertir, estos pensamientos eran comunes en otros tiempos y lugares y, de diversas formas, fueron trasladados hasta nuestros días.
Confucio decía: «El último objetivo de la etiqueta es alcanzar la armonía» (entre la humanidad y la naturaleza), pero pensaba en «armonía» «con principios». Decía: «Los caballeros son armoniosos pero ninguno es igual a otro. Los hombres comunes son todos iguales, porque no son armoniosos». El caballero tiene su propia opinión, pero siempre puede tratar a la gente con generosidad, decía. Otros pueden en cambio influir fácilmente en el hombre común. Repite sus ideas y las halaga, pero en cuanto hay un conflicto de interés, no puede sostenerlos.
Los antiguos llamaban a un hombre que tenía altos valores morales un caballero. Era respetado, pero también exigido.
Según Mencio, la armonía significa que la gente es como un solo espíritu, unido, y llevado al terreno político decía: «Si el rey es feliz hará feliz a su pueblo, si su pueblo es feliz el rey será feliz. Si el rey está inquieto a causa de lo que inquieta a su pueblo, su pueblo se inquietará por lo que le inquieta». Sobre las relaciones sociales, decía: «La amistad entre caballeros es clara como el agua, mientras que la amistad entre los humildes es dulce como la miel».
Confucio decía que se debía tratar a la gente con generosidad y ayudar a otros.
Una anécdota intenta ilustrar estos conceptos:
Guan Zhong y Bao Shuya, eran buenos amigos y hacían negocios juntos. Guan Zhong ganaba siempre más en sus transacciones, pero a Bao Shuya no le importaba, porque sabía que la familia de Guan Zhong era pobre. Como militar, Guan Zhong desertó durante una guerra, porque debía ocuparse de su madre anciana madre, pero a Bao Shuya no le molestó. Y Guan Zhong decía siempre: «Mis padres me dieron vida, pero Bao Shuya me conoce».
Habrá que tener en cuenta que pese al predicamento del que gozó Confucio durante su vida, recién en el 140 de nuestra era el confucionismo pasó a ser la filosofía oficial del imperio.
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julio 23, 2012 Posted by | Uncategorized | , , , , , | Deja un comentario

El cuento: origen y desarrollo (129) por Roberto Brey

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Los cinco libros primitivos (2ª parte)


Otro de los libros, El «Shijing», el Libro de Canciones o de Odas, es una selección de canciones antiguas al que a menudo se refieren los filósofos para apoyar sus dichos. Influyó sobre los poetas chinos de todos los tiempos. Confucio consideró la poesía como una importante ocupación para los hombres en altos cargos públicos, que no realizaban trabajos físicos y que eran ilustrados. Por eso las creaciones poéticas eran su exclusividad. Después del siglo VI es cuando se producen las mayores creaciones y se realizan recopilaciones de cuentos y poesías de tradición oral y escrita, análisis, clasificación y estudios literarios como “Shi Ping” de Chung Yung, sobre la calidad de la poesía y el “Wen Sin Tiao Lung” (La escena de la literatura) de  Liu Sie.
Un poema del «Shijing» dice:
«¡Qué hermoso y encantador es el melocotonero! ¡Cómo resplandece la vivacidad de sus abundantes hojas! Su encanto es comparable al de una joven novia que, cuando se dirige por primera vez a la casa de su prometido, sabe comportarse con rectitud y cortesía, manteniendo en todo momento la actitud adecuada».
Y otro poema, éste de tema histórico, dice así:
«Eran más de cien mil los descendientes de la dinastía Chang (o Shang). Cuando el Imperio pasó a manos de otra familia, todos ellos se sometieron a los Zhou (o Chou), ninguno se rebeló contra la nueva familia soberana. El mandato del Cielo no es eterno. Los prudentes ministros de la familia Chang siguen en la corte sirviendo a los nuevos soberanos».
Una estrofa referente a la vida y la enseñanza de un rey dice:
«Me comporto como debo con mi esposa, e igualmente trato con afecto a mis hermanos mayores y menores. De este modo gobernaré con rectitud mi Estado, ya que en él todos formamos una gran familia».
Si bien el «Shijing» es la colección de las poesías escritas durante El período de Primavera y Otoño, no puede darse un crédito estricto a sus palabras, aunque reflejan de alguna manera la forma de vida de aquel período.
Confucio recomendaba el estudio de ese libro, y se cuenta que era costumbre recitar o aplicar la estrofa adecuada en las reuniones de altos funcionarios y nobles en los tiempos antiguos; y si un letrado no estaba versado en los poemas del «Shijing», memorizando un mínimo de trescientos versos, no debía ni siquiera abrir la boca en estas reuniones.
También de aquellos poemas pueden extraerse conocimientos de esos tiempos y explicarse el porqué de las luchas internas, los esplendores y decadencia de las dinastías, su derrocamiento y las repeticiones del ciclo casi hasta nuestros días.
Un poema, de esa época, llena de pomposidad y derroche, relata:
«…los aristócratas perfumaban sus ropas, se afeitaban y pintaban el rostro, viajaban en carros con palio sobresalientes, usaban zapatos altos, se sentaban en cojines, se reclinaban en almohadas de seda multicolor y se rodeaban de objetos hermosos. Era tal la gracia con que iban y venían que parecían hadas».
“Todo este lujo se pagaba con el trabajo del pueblo”, explica Chou Ku-cheng.
El «Shijing» ha sido tradicionalmente considerado como uno de los textos del Confucionismo que más ha influido en la vida cultural y espiritual del pueblo chino, y ocupó un importante lugar en los orígenes de su cultura. Aunque siempre fue considerado un texto de ética y moralidad, la obra tiene su valor literario, según la consideración de los estudiosos del tema.
«Li Ching» -Lijing-, Libro de Ritos.
Allí se entiende que la existencia de las dos almas, una correspondiente al cielo y la otra a la tierra (el yin y el yang), una sensible y la otra inteligente, están dentro de cada ser humano. Una va hacia el cielo y la otra permanece en la tierra cuando se produce la muerte. Por eso es importante el culto a los antepasados, pues su alma sigue rondando la tierra. Un alma que los hijos deben cuidar y alimentar mientras dure su espera. El peor castigo para un hombre no era su muerte, sino la de sus descendientes, pues no quedaría nadie para cuidar de su alma.
De todas maneras, nunca es seguro que los textos respondan exactamente al pensamiento del que se considera su creador. Por ejemplo, en el caso de los textos de Confucio, se cree, con cierto fundamento, que gran parte de los textos podrían haber sido agregados por neo confucianos.
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julio 16, 2012 Posted by | Uncategorized | , , , , , | Deja un comentario